Raquel Schlosser/ ¿Cómo se logra gangrenar el juicio a través de los prejuicios? Primera parte

Con un juicio infectado de prejuicios, es imposible dialogar. Tiene amputada la sección más importante, la de cuestionar y repensar. Nadie ha encontrado la fórmula contra la intoxicación de los prejuicios. Secuestran la voluntad.

Hay grupos que promueven el discurso de odio, lo refuerzan con frases irracionales sin soporte en la realidad, que a través de repetición continua se anclan y transforman en ideas talladas en piedra; no son cuestionadas, solo reiteradas como verdades que no requieren de confirmación. Quienes utilizan los prejuicios, conocen su poder. Quienes no se hacen nuevas preguntas, son utilizados para su manipulación.

La maquinaria de comunicación antisemita, utiliza el prejuicio y genera estrategias poderosas para que emerja y se mantenga vivo. Por nombrar algunas: sesga información, niega los hechos, construye imágenes, desvirtúa el lenguaje, usa datos falsos, convierte a la víctima en culpable, hace omisiones intencionales, niega los datos que contradigan sus ideas, usa argumentos de otros campos de conocimiento para confundir, saca de contexto y más. La lista es larga.

Daré ejemplos de algunas de las dinámicas a través de las cuales se les da perpetuidad a los prejuicios antisemitas. Las secciones están separadas para ordenar, pero están relacionadas en la realidad. Hablaré de las tácticas para magnificar e internacionalizar el prejuicio antisemita.

Reconozco las tensiones políticas entre Israel y la franja de Gaza, pero esta no es una guerra territorial, es una guerra ideológica que se expande al mundo global. Mi artículo se centra en la forma de mantener el antisemitismo hoy sinónimo de antizionismo y alimentarlo.

Solo quisiera que las y los lectores se hagan nuevas preguntas, más que encontrar respuestas.

Justificar a los asesinos:

Me encontré a tomar café con una persona que conozco hace años, que pensaba informada, sensible y prudente. Mi intención no era hablar de la guerra, pero inevitablemente surgió en la conversación.

No podía yo creer lo que estaba escuchando de su boca – “La guerra no empezó allí, ellos los palestinos, pobres, se vengaron de lo que les hacían, y tuvieron que construir sus túneles. Todo empezó con la creación de Israel”.

Su frase contenía la justificación antisemita/antisionistas del discurso de odio y cuestionaba el derecho de existencia del Estado de Israel. Me tomó por sorpresa el comentario viniendo de una persona formada en la academia, que sabía que estaba hablando con la hija de una sobreviviente de Auschwitz, y que habíamos sostenido conversaciones sobre la diferencia entre moral y ética.

Le recordé que con los nazis no había Estado de Israel y se perseguía a los judíos con las campañas antisemitas de exterminio. Tampoco en la inquisición había Israel. Le recordé que familias judías y musulmanas siempre convivieron en palestina. Golda Meir tenía un pasaporte palestino, era el nombre de toda la región bajo el mandato británico.

También le confirmé que yo soy crítica de la política del gobierno de Netanyahu que tenía dividido al país, y que habría que diferenciar entre política de gobierno y terrorismo.

Tomé aire y recuperé mi centro. Usé datos e información histórica. Le compartí que la creación de estados es parte de los movimientos geopolíticos en el mundo. El Estado de Israel fue admitido en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como su 59° miembro el 11 de mayo de 1949. A partir de entonces se han creado 134 más, son 193, muchos de los cuales habían tenido conflictos bélicos; por ejemplo, Pakistán que fue parte de la India. Le aclaré también que con su afirmación no cuestionaba los actos de violación y asesinato de los grupos terroristas y justificaba su inmoralidad. También le pregunté si creía que eran responsables bebés, adolescentes en un festival y mujeres, todas/os civiles, asesinados y tomados como rehenes.

Me sorprendió su negativa con un discurso estereotipado, sometido a las noticias tendenciosas, sin investigación atrás y sin interrogantes. Era yo testiga de como su experiencia en estudios de ética se brincó su juicio y su posibilidad de dudar y dialogar. Se tragó el amarillismo y el sesgo de las noticias sin filtro.

Esa conversación fue uno de los motores para las reflexiones de este artículo. Confundió israelies con judíos. Le expliqué una de las muchas cosas que le aprendí a Ben Tasgal: diferenciar entre el pueblo judío y la religión judía, y otra muy diferente es la ciudadanía israelí donde son judíos 73,2% (con diferente involucramiento religioso y con diversas posiciones políticas respecto del gobierno), árabes 21,1% (que ocupan lugar en el parlamento, son médicos de hospitales y tienen puestos en el ejército) y drusos, circasianos y otros 5,7% según la Oficina Central de Estadísticas de Israel.

Por supuesto que hay críticas justificadas sobre los problemas internos de integración y discriminación que forman parte de un país con tanta diversidad cultural y tantas nacionalidades, pero esa es la política interna que debe revisarse y transformarse en la sociedad y en las leyes que les rigen. Amos Oz hizo fuertes críticas en su libro “Sobre el fundamentalismo”, vigentes aún. Le afirmé que lo anterior no justifica la limpieza étnica que los terroristas desean hacer en la zona de conflicto, y que además es una postura ideológica que antecede a la fundación del Estado de Israel.

Esperaba que los datos duros, los históricos y la diferenciación conceptual le hicieron al menos hacerse alguna nueva pregunta. Fracasé. Nada. Inamovible. Confirmé la sabia frase de Einstein del epígrafe. Me recordó también la película de 1948, El ciudadano Kane, que ya nos advertía desde entonces de las Fake news, con el arte de la mentira en los noticieros. Se le infectó el criterio.

Frente a esta confrontación recordé la frase del artífice de la comunicación de los nazis, Joseph Goebbels, ministro de propaganda durante el III Reich, la mano derecha de Adolfo Hitler, que decía: «Miente, miente, miente que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá». Las redes están envenenadas de repeticiones, inmediatez sin respiro y la ideología antisemita. Muchas están financiadas y mienten, mienten , mienten muchas de ellas y así encuentran justificación para asesinar cara a cara y en serie.

Es interesante y doloroso darse cuenta donde empieza la narrativa sobre la guerra del “7 de octubre negro” en las redes y los noticieros; una guerra que el grupo terrorista hamás (minúsculas obligadas) de Gaza inició.

Se dejó de mencionar en los medios la razón por la que se provocó la guerra, que fue una invasión genocida contra civiles israelíes en su territorio, asesinando y secuestrando rehenes menores de edad, mujeres, jóvenes y ancianos.
Esta invasión y masacre fue financiada, planeada y organizada por años.

El discurso mediático solo habla de las consecuencias de esa invasión, que fue el que Israel entrara a Gaza a rescatar 320 rehenes (que llevan casi un año en cautiverio, de los cuales hoy se sospecha hay 101 entre vivos y muertos, y destruir los arsenales bélicos con los que Hamás ataca permanentemente a la población civil israelí.

Los medios NO mencionan más el origen, con lo cual interrumpen el continuo de los hechos. Una gran artimaña de comunicación para volver a la víctima del 7 de octubre, Israel, en culpable; y viceversa, a hamás (minúsculas obligadas), un grupo terrorista asesino, la víctima. Una paradoja gangrenada.

Cuando me refiero a Israel como víctima, hablo de la matanza a sangre fría que llevaron a cabo los terroristas, con planes sistemáticos para acabar con el pueblo de Israel. De ninguna manera soy ingenua respecto de las difíciles políticas interior de Israel y la franja de Gaza, de lo cual no hablaré porque no soy experta en el tema.

Los medios no difunden el hecho de que por años han caído misiles en Israel desde la franja de Gaza. También han callado el hecho de que cada hogar, edificio, parque infantil u hotel en Israel, debe construir un cuarto de seguridad, porque permanentemente están expuestos a cientos de misiles lanzados por los terroristas de Hamás, que se fusionan con la población civil.

Desde el Líbano, el grupo terrorista hezbolá (minúsculas obligadas) también amenaza la seguridad de las ciudades fronterizas.

Recortando la información se desvirtúan los hechos y se fragmenta la realidad, y el gatillo se pierde. Poco a poco, el público menos informado y el que ya tenía prejuicios anteriores, va olvidando el origen del conflicto y adoptando, sin filtro, el lenguaje de los medios y un análisis distorsionado del conflicto. Empieza así la amputación de la verdad.

La desproporcionalidad es un argumento de otro campo de conocimiento:

Por el trabajo en favor de la No-violencia y mi experiencia en el estudio de las consecuencias multigeneracionales de las violencias con la Psicología Transgeneracional (www.psicologiatransgeneracional.com), pertenezco a diversos grupos relacionados con el tema. En un chat sobre apoyo a la violencia contra la niñez mexicana, una de las integrantes compartió información pro-palestina, estando fresca la información de las violaciones de las jóvenes y los asesinatos masivos de familias.

Mi comentario fue que nos ciñéramos a los objetivos del chat, que era para apoyar las iniciativas de protección a la infancia mexicana. Se hizo una discusión bizarra en la que unilateralmente y sin consultar al grupo, la administradora del chat le cambió el nombre para que se justificara la inclusión de la propaganda palestina.

Pregunté, con toda la intención, sí por error yo omití las declaraciones que las y los miembros del chat hicieron en relación con las violaciones, feminicidios y parricidios del 7 de octubre, el asesinato de familias completas o en parte en sus hogares, casas con sus habitantes quemados vivos, hijos asesinados frente a sus madres y padres, madres y padres asesinados frente a sus retoños, y la devolución de las y los rehenes…

Uno de los integrantes de ese chat que se dice defensor de los Derechos de la Niñez mexicana, me respondió: “Eso ya pasó, la respuesta es desproporcionada”.

Le pregunté si lo proporcional para él significaba que el ejército israelí entrara a violar a sus jóvenes civiles, quemar bebés vivos en un horno o masacrar cara a cara familias enteras en sus camas.

Elegir hablar por las mujeres silenciadas

Sigo tratando de comprender cómo es que quienes se sienten defensores de causas cuyo motor es la compasión y la justicia, son incapaces de cuestionarse sus propios prejuicios y abrirse al diálogo, a opiniones diversas. No sé por qué me sorprende si es lo que sucedió a gran escala a nivel internacional con la ONU.

El silencio del resto del grupo era filoso, pero se abstenían porque el tono iba subiendo. Yo me mantenía haciendo preguntas sin respuestas claras, más allá de frases estereotipadas.

El concepto de proporcionalidad no es aplicable en las guerras, no es medible, es un concepto que viene de otro campo de conocimiento. Mezclar los conceptos es una estrategia confusional.

El significado de proporcionalidad es indefinible. Si como dije anteriormente, cortas de la información el origen de la guerra y solo muestras la artillería que entra, allí empieza la historia para el grueso de la población de redes y noticieros.

Fueron 3000 terroristas que entraron por tierra, mar y aire; armados con armas rusas de alto poder, motocicletas, camionetas, parapentes y botes. Simultáneamente para distraer dispararon más 5000 cohetes por aire, que de no ser por el domo de hierro que tiene Israel, hubieran asesinado a miles de civiles.

Esta información es omitida y se suma al concepto irracional de proporcionalidad. Solo suman y restan 1200 personas asesinadas en Israel, contra el número de muertes de Gaza que por cierto son declaradas por los mismos terroristas. Además, solo se mencionan permanentemente 300 secuestrados.

Me indigna hasta escribirlo, el poco respeto a la vida de todas las personas que son víctimas de políticas de estado fallidas y de grupos terroristas que buscan destruir a cualquier precio. Las pérdidas humanas son en ambas partes.
Recortar toda la información, sintetizarla en un concepto de medición que no es medible, sube la flama al prejuicio antisemita y permite continuar con su difusión.

A mí me duele cada persona herida de ambas partes. Llevo 27 años trabajando en Constelaciones Familiares y desarrollé las Constelaciones Psicohistóricas que es mi metodología, donde podemos ver claramente como las guerras, las desapariciones, las migraciones forzadas, el terrorismo, la violencia sexual y de género, las injusticias, tienen consecuencias al menos cuatro generaciones. Lo he confirmado en 14 países en los que he trabajado y en todos los estados de México.

La invasión terrorista fue planeada con financiamiento para darle un golpe al alma de Israel

Negación de los hallazgos de investigación:

A partir del inicio de la guerra iniciada por Hamás, investigaciones serias han acompañado el proceso. LatinUs noticias, por ejemplo, realizó reportajes serios y equilibrados; Francisco Gil-White realiza análisis profundos e informados, Pilar Rahola advierte de los riesgos a las democracias europeas y latinoamericanas con la proliferación y encubrimiento del terrorismo, con información verás. Leí paralelamente El País y Haaretz para ver cómo daban la misma noticia.

Uno de los artículos que más me impactó fue el de la investigadora y columnista de Excelsior Esther Shabot, en la sección Catalejo. Con su pluma objetiva y profesional escribe sobre el sitio web donde estaba el plan del 7 de octubre, y cuestiona como fue desestimado.

Para quienes deseen dejar de negar el que fue una guerra planeada por Hamás hace décadas, pueden consultar su artículo o entrar directamente a MEMRI (Middle East Media Research Institute), donde se encuentran los planes de destrucción de Israel por los grupos terroristas, en una reunión que se llevó a cabo en un hotel en Gaza. Deja en claro que fue una guerra genocida, repito, financiada, planeada y organizada por años.

Me pregunto ¿Quién mueve los hilos? De donde salen los financiamientos del horror. Follow the Money (Sigue el camino del dinero) y tendrás la respuesta.

Es importante estar alerta. Cada quien desde su trinchera. Hay que aguzar el olfato para la pus que drena del terrorismo y que infecta a las comunidades.

https://www.enlacejudio.com/2024/03/08/terrorismo-y-violencia-sexual/

Omitir imágenes:

A todos nos duele la tragedia que ésta y todas las guerras traen. Cada futuro truncado es una oportunidad menos para la humanidad. Recuerdo como mamás ucranianas dejaban a sus niños en la frontera con Polonia, con sus datos escritos en su espalda para que fueran reconocidos mientras volvían al frente.

Los noticieros que reportan la guerra en Gaza repiten una y otra vez la misma imagen de las mismas criaturas con lente cerrado.

Omiten las imágenes del secuestro salvaje de niñas/os, de las mujeres violadas y de ancianos de Israel; de las casas incendiadas con las familias dentro… si sigo describiendo, lloro de nuevo. Todas las vidas cuentan, pero cuando digo TODAS, incluyo las israelíes.

El “7 de octubre negro”, con toda la maquinaria mediático antisemita, se orientó a negar el derecho de las víctimas israelíes a ser reconocidas y protegidas. Distorsionó los hechos y con ello justificó la inmoralidad de los agresores, pero ser víctima no alcanza para justificar ser inmoral.

Desvirtuar el lenguaje que se utiliza y encubrir el discurso de odio:

El terrorismo es apodado “resistencia” para ratificar su inhumanidad. Como acertadamente explica Francisco José Gil-White, a quien se presenta como víctima, se le justifica ser inmoral.

Es real que hay críticas justificadas contra la política interna del gobierno de Benjamín Netanyahu que tenía dividido al país, y además demostró ser inoperante al no prevenir, ni proteger a su ciudadanía. Entonces, ¿la “resistencia” del vecino político del grupo terrorista Hamás, que está en el poder en Gaza, justifica mancillar mujeres jóvenes, profanar cuerpos, quemar bebés vivos, y raptar personas vivas y muertas?

Se autonombran “resistencia”, y los mutilados de juicio, manipulados por la propaganda, avalan la “resistencia” y sus acciones destructivas en lugar de llamarles por su sustantivo real: asesinos, violadores, invasores, ladrones, sádicos y secuestradores. Todo quedó documentado en sus cámaras y en los celulares de las y los agresores sexuales y de las/os sobrevivientes.

¿Cómo es que desaparecieron de su diccionario estas palabras descriptivas de los actos sádicos? Entonces, ¿si la violencia sexual es contra la población israelí, se desvanecen del lenguaje?

Sucedió también en las universidades americanas. Su tolerancia a los discursos de odio que ha puesto en riesgo al estudiantado judío e israelí era una parodia. No sabía si llorar o reír cuando hablaban del antisemitismo dependía del contexto. Mucho se aclaró cuando se rastreó el origen del dinero de donaciones en las universidades provenientes de Irán y Qatar.

Pobres jóvenes universitarios, manoseados y encadenados al discurso de odio. ¿Por qué no dirigen sus gritos y peticiones a Hamás para que liberen a las y los rehenes y defienden a la ciudadanía gazatí que merece estar libre de un gobierno terrorista? ¿Por qué las jóvenes no gritan contra las violaciones del festival Nova? La cultura del antisemitismo se interpone con el pensamiento crítico, la serenidad para pensar y el intercambio de ideas está amputada.


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