A 11 meses de su inicio, ¿a quién beneficia la guerra? / Desde las calles de Israel, Ricardo Silva

A 11 meses, ¿a quién beneficia la guerra?

El 7 de octubre en números

5,000 personas se calcula, entre militantes de Hamás y civiles, invadieron Israel el 7 de octubre.1,200 personas fueron asesinadas por los invasores.
251 rehenes fueron llevados a Gaza por Hamás y civiles, lo que explica que Hamás desconozca el paradero de algunos secuestrados.
97 rehenes se cree continúan en Gaza.
33 de esos 97 rehenes se sospecha son cadáveres, según estimaciones de las FDI.
105 rehenes fueron liberados en noviembre durante una tregua y antes de eso también, se había liberado a cuatro rehenes.
8 rehenes vivos han sido rescatados con vida por las tropas israelíes.
37 cuerpos de rehenes han sido recuperados por el ejército.
3 rehenes fueron asesinados por error por los militares, cuando intentaban escapar de sus captores.
60.000 israelíes residentes cerca de la frontera de Gaza, han sido evacuados por la guerra hacia la zona hotelera del Mar Rojo.
70.000 residentes del norte de Israel siguen sin poder regresar a sus hogares, desde el inicio de las hostilidades entre Israel y Hezbolá.

500.000 turistas llegaron a Israel entre enero y junio de este año, lo que es una caída del 76 % en comparación con el mismo período del año pasado.

92.000 trabajadores necesita Israel. Ellos venían de los territorios árabes, pero después de la guerra y debido a los ataques que trabajadores han provocado a los ciudadanos, se han aplicado acuerdos bilaterales con países como la India o Tailandia para suplir la falta de mano de obra.

Más de 30,000 muertos en Gaza según cifras proporcionadas por Hamás.

18,500 millones de dólares es el costo de la destrucción en Gaza.

26 millones de toneladas se calcula el volumen de escombros en Gaza.

500,000 manifestantes, el último sábado, pidiendo un acuerdo para la liberación de los rehenes.
Más de 700 soldados israelíes caídos- y contando.

Todos estos números, son mucho más que cifras. Indudablemente el dolor invade a todos.

Un niño, un bebé duele de dónde venga. Pero sobre todas las opiniones y posturas, la única verdad, sólida como acero, es que la violencia finalizará si Hamás devuelve a los rehenes y deja las armas.

Hoy la posibilidad del acuerdo está estancada. Cada parte endurece su postura. El líder de Hamás exige la salida total del ejército y la libertad de cientos de terroristas, muchos con las manos manchas de sangre del 7 de octubre.

Por otro lada Netanyahu no acepta que el ejército abandone la frontera de Gaza con Egipto.

En los hechos, Hamás no tiene interés en un acuerdo.

No hay nombres de rehenes, no proporcionan número de vivos y muertos. Ni siquiera hacen exigencias para su propia población a la que considera desechable.

Por el lado israelí, la presión militar ha liberado a muchas menos personas que las negociaciones de noviembre.

La percepción de los manifestantes es hacer un acuerdo cueste lo que cueste.

La experiencia dice que liberar terroristas es siempre un mal trato.

Yahya Sinwar, el terrorista demente líder de Hamás, salió de prisión por un acuerdo.

Además no sabemos, nadie sabe las exigencias exactas de cada una de las partes, por lo que opinar sobre lo que conviene es dar palos de ciego.

A los EE.UU. les urge un acuerdo para llegar con tranquilidad a elecciones. La economía israelí está en crisis. Y para las más de 100 familias de secuestrados no hayan consuelo.

Cualquiera que sea el acuerdo, si lo hay, es ya una derrota para Israel, en esta región del mundo con mentalidad medieval, en donde ser débil es sentencia de muerte.

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