Desde que los niños pueden hablar se les enseña recitar el “Shemá” la declaración que testifica la unicidad y soberanía absoluta de La Divinidad sobre el universo. Se dice cubriendo los ojos para acentuar el acto de escuchar y recordar que la fe es ciega.
En la Torá dice respecto a este acto de conexión con la Divinidad “servirlo con todo tu corazón” (Deuteronomio 11: 13).
Para la acción servir, la Torá usa en hebreo la palabra avodá, que también se relaciona con el concepto de trabajo. Es decir, el servicio humano hacia la Divinidad es como trabajo para el sustento.
El rezo o tefilá es ese trabajo que se hace 3 veces al día con todo el corazón. Es decir, diálogo sin guardarse nada. Todo lo que hay simbólicamente en el corazón, angustia, miedo, queja, enojo, amor. Por ello es importante que el rezo sea hablado, que la recitacion lleve a meditación profunda. Usar la fórmula del libro de rezos para encontrar las propias palabras, el trabajo de corazón.
En la mañana los hombres usan tefilín
Son testimonio de doblegar los pensamientos y las acciones a los Mandatos Divinos, por ello, una de las correas se ata sobre el brazo izquierdo (o derecho, si la persona es zurda) dándole siete vueltas y la otra se coloca sobre la cabeza. Según la Halajá, los varones judíos a partir de los trece años deben colocárselas diariamente, con excepción de Shabat y fiestas.
En las calles de Jerusalén pueden verse voluntarios que ayudan a colocarse tefilin a aquellos que no acostumbran a hacerlo. Siempre son estos voluntarios amables y pacientes con quienes a acuden en su ayuda.
La relevancia del rezo es tal, que incluso en el aeropuerto y en terminales de tren, se cuenta con templos, en donde los viajeros se organizan para juntarse y hacer minián, es decir reunir a 10 hombres mayores de 13 años, para llevar acabo la ceremonia del rezo completa.
La obligación de tefilín no es para las mujeres.
Los sabios talmudicos explican que el tefilín es un medio para conectarse con el Creador y las mujeres establecen esta conexión de una forma mucho más significativa que colocándose tefilín.
Cuando un hombre se coloca tefilín, lo hace para manifestar que es incapaz de tener bendiciones exclusivas de la mujer, como llevar una vida dentro. Cabalísticamente, la cámara hueca del tefilín corresponde al útero, y las correas corresponden al cordón umbilical. La caja del tefilín se llama bait (hogar). Dando a entender que el hogar es el tefilin privado de la mujer, es su medio de conexión con El Creador.
Las mujeres judías en su historia, siempre han sido elogiadas por su capacidad de hablar desde el corazón y derramar sin prejuicios sus emociones ante El Creador.
La tefilá, el rezo es no solamente el contacto diario con la Divinidad
Es, en última instancia, nuestra única conexión aún cuando hemos perdido todo. Como escribió Victor Frankl desde los campos de concentración:
“Nuestra generación es realista, pues hemos llegado a saber lo que realmente es el hombre. Después de todo, el hombre es ese ser que ha inventado las cámaras de gas de Auschwitz, pero también es el ser que ha entrado en esas cámaras con la cabeza erguida y el Padre nuestro o el Shemá Israel en sus labios”.
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