El dilema de Benjamin Netanyahu

El primero de septiembre, el ejército israelí anunció la recuperación de los cuerpos de seis rehenes sin vida, los cuales se encontraban cautivos por la organización terrorista Hamás en un túnel de la Franja de Gaza.

Desde entonces, decenas de miles de personas han protestado diariamente en las calles de Israel para exigir al   ministro Benjamin Netanyahu que pacte un acuerdo con Hamás en el que se asegure la liberación de los secuestrados.

Un miembro del gobierno israelí reveló que las manifestaciones en las calles le preocupan a Netanyahu, quien  dijo esta semana que un acuerdo no está cerca de suceder.

Funcionarios estadounidenses reconocieron en su momento que el descubrimiento de los rehenes sin vida entorpecería las negociaciones, así como también han acusado a Hamás de no negociar de manera seria un acuerdo de paz, misma acusación que fue hecha por el primer ministro israelí.

El gobierno del estado de Israel reveló que los ex rehenes Hersh Goldberg-Polin, Eden Yerushalmi y Carmel Gat estaban programados para ser liberados en negociaciones llevadas a cabo en julio.

Actualmente, las negociaciones se encuentran estancadas, pues Netanyahu insiste en la presencia militar israelí en el Corredor Filadelfia; incluso, realizó la semana pasada una presentación en donde explicó a periodistas internacionales la importancia del Corredor que conecta a la Franja de Gaza con Egipto.

Yahya Sinwar y su organización terrorista no desean negociar un intercambio de prisioneros mientras el ejército israelí permanezca en la zona. Además, en un comunicado emitido la semana pasada, Hamás mencionó que no está dispuesto a aceptar un acuerdo distinto al que se aceptó meses atrás, y agregó que la continuidad de las negociaciones es una estrategia de Netanyahu para prolongar la guerra y la agresión contra el pueblo palestino.

Aunado a ello, varios países han criticado al gobierno israelí por mantener su presencia militar en el Corredor Filadelfia, elemento que, sumado a las protestas de la población israelí, provoca una presión nacional sobre Netanyahu nunca antes vista.

Es así como Netanyahu se enfrenta a un dilema

Mantener el control del Corredor, así como continuar con las operaciones militares en la Franja de Gaza, supondría la eliminación de la capacidad militar de Hamás en el futuro. Sin embargo, también supondría la muerte de todos los rehenes que continúan con vida bajo el mandato de Hamás, ya que la organización terrorista declaró al inicio de septiembre que ejecutará a los rehenes que se intenten rescatar por la fuerza.

En cambio, Netanyahu podría abandonar el Corredor Filadelfia y aceptar el resto de peticiones de Hamás, como podría ser la retirada total del ejército israelí de la Franja de Gaza y un intercambio importante de prisioneros palestinos. De cerrarse tal acuerdo, los rehenes que siguen con vida serían finalmente devueltos al Estado de Israel, pero también provocaría que Hamás tuviera la posibilidad de recibir no solo suministros básicos, sino también armamento, equipo militar e incluso nuevos militantes que se unan a la contienda.

Evidentemente, dicha situación prolongaría los combates, aumentando de manera significativa los costos económicos de la guerra, sin dejar de lado que se alargaría su duración, lo cual implicaría que también aumenten las muertes de soldados israelíes.

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