Contra el odio
Esta semana leemos la porción de la Torá llamada Ki Teitse, que contiene más leyes que cualquier otra parashá de la Torá.
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De toda la cascada de información, detalles y preceptos, sin embargo, hay un versículo que se destaca por su aparente enigma:
No desprecies al edomita, porque es tu hermano; no desprecies al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra.
Deuteronomio 23:8
En pocas palabras, no te olvides de dónde vienes, qué has vivido, con quién has convivido.
Cuando participé en un programa de temática judía en una importante radiodifusora, radioescuchas inconformes acusaban a la emisora de favorecer a “una raza” con esa emisión de lunes por la noche.
Los judíos han sido sometidos al racismo más que cualquier otra nación en la tierra. Los calumniadores ignoran que en el pueblo judío hay gente de todas las razas, todos los colores de piel, todas las estaturas, todas las complexiones.
En su peregrinaje por el mundo, el pueblo se ha enriquecido de experiencias, conocimiento, dolor y nuevos devotos que han asumido todo lo que conlleva ser judío.
De esta manera, debemos asumir que El Creador es responsable de la vida y existencia cada uno de nosotros, independientemente de nuestro color, clase, cultura o credo, todos metafóricamente a su imagen. Si despreciamos a otras personas debido a su raza, entonces estamos degradando la imagen Del
Creador y menospreciando la dignidad humana.
Comenta el Rabino Jonathan Sacks que al definir a alguien por su color, estamos repitiendo el falta de Aarón y Miriam que relata la Torá: “Miriam y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita con la que se había casado, porque él se había casado con una mujer cusita” (Números 12:1 ).
Hay interpretaciones midráshicas que leen este pasaje de manera diferente, pero el sentido claro es que despreciaban a la esposa de Moisés porque, como las mujeres cusitas en general, tenía la piel oscura, lo que hace de este uno de los primeros casos registrados de prejuicio por el color de piel.
Por este pecado, Miriam fue herida de lepra.
En su lugar, tenemos la hermosa frase del Cantar de los Cantares:
“Morena soy, pero hermosa, oh hijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón. No me miréis porque soy morena, porque el sol me ha mirado”
Cantar de los Cantares 1:5
Redes sociales e idolatría
Todos aquellos que han hecho amonestación de otros con odio, sobre todo en las redes sociales, deberían recordar esta frase del Talmud:
“Primero corrígete a ti mismo; luego [intenta] corregir a los demás”.
Bava Metzia 107b
Todo comentario en redes sociales acompañado de odio, insulto o soberbia es síntoma de narcisismo y el narcisismo según Erich Fromm es idolatría, por decir lo menos.
El Tanaj contiene comentarios negativos de algunas otras naciones, pero siempre y únicamente debido a sus fallas morales y nunca, nunca, a causa de su etnia o color de piel.
Con respecto a la orden “No menosprecies al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra”. Nos recuerda: Los egipcios esclavizaron a los israelitas, planearon contra ellos un programa de genocidio lento y luego se negaron a dejarlos ir a pesar de las plagas que devastaban la tierra. ¿Son estas razones para no odiar?
D-os lo hizo enseñando a los israelitas a no tener odio. Un buen líder sabe:
Hay que odiar el pecado, pero no al pecador. No hay que olvidar el pasado, pero no hay que dejarse dominar por él. Hay que estar dispuesto a luchar contra los enemigos, pero nunca hay que dejarse definir por ellos ni volverse como ellos.
Hay que aprender a amar y a perdonar. Hay que reconocer el mal que hacen los hombres, pero hay que concentrarse en el bien que está en nuestro poder hacer.
Sólo así elevamos la moral de la humanidad y ayudamos a redimir el mundo que compartimos.
Nietzsche presenta una frase que me ha dado mucho en qué pensar:
“Quien con monstruos lucha, que cuide de no convertirse a su vez en monstruo”.
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