Rosh Hashaná y la canción de la humanidad

Rab Berel Wein – El canto final de Moshé comienza en la parsha de Haazinu (porción de Torá) de esta semana. La canción concluye con Vzot Habracha, la parsha que leemos en la sinagoga durante Simjat Torá. Haazinu es la canción de la historia judía a través de los tiempos. Tiene notas altas y bajas. Representa la agonía de nuestro exilio y la firmeza tanto de Dios como de Israel para mantener el pacto entre ambos bajo cualquier circunstancia. Lo que hace a la canción tan significativa es que los rabinos del Midrash la interpretaron en un doble sentido: como una referencia a Israel, pero al mismo tiempo como referencia también a las naciones del mundo, incluso a nuestros opresores.

De este modo se nos transmite una lección importante. Israel no vive en el vacío. La reacción de las naciones del mundo ante nosotros puede influir en nuestro futuro y en nuestro camino en la historia. Y el corolario de esto es que las naciones del mundo son juzgadas en la escala de la historia de la humanidad de Dios. Su relación con el pueblo judío, su fe, sus valores y su estilo de vida, es en realidad una medida de sus propias cualidades y objetivos. Tantas naciones e imperios han desaparecido de la escena a lo largo de nuestra historia y todos ellos fueron medidos y juzgados por su relación con Israel y su fe. Así pues, la canción de Haazinu es una canción universal, no destinada únicamente a los oídos y los corazones judíos, sino más bien una canción que debe ser escuchada y apreciada por todos los seres humanos.

Esto está en consonancia con la doble cualidad de nuestro servicio de oración en Rosh Hashana y Yom Kippur. Por un lado, las oraciones son de naturaleza y objetivos puramente judíos, exclusivos de la elección del pueblo de Israel. Pero, por otro lado, hay un fuerte mensaje de universalismo que impregna todas las plegarias de las Altas Fiestas. El judaísmo combina en sí mismo exclusividad y universalismo al mismo tiempo. Es el único de todos los credos que lo hace. El judaísmo ve al pueblo judío como el experimento que demostrará que toda la teoría de la humanidad y la civilización es posible y correcta. Para que el experimento funcione correctamente requiere una cierta exclusividad, un laboratorio estéril si se quiere, no contaminado por fuentes e influencias externas. Sin embargo, el propósito de este experimento es demostrar que toda la humanidad es capaz de servir a Dios y al hombre y que la civilización humana puede lograr un mundo mejor a pesar de todos los contratiempos y sinsabores.

Haazinu, que nos llama a todos a escuchar una canción que a menudo tiene notas discordantes en su interior, sin embargo puede conducir y conducirá a Vzot Habracha, bendiciones y esperanza y verdaderos logros. La Torá nos aseguró que esta canción de Haazinu/Vzot Habracha nunca sería olvidada por el pueblo judío. Define nuestra nacionalidad y proyecta nuestra eternidad. Es actual y pertinente en todas las circunstancias y en todas las generaciones. Recordar la canción es en sí mismo un acto de teshuva – el retorno a Dios, a nuestra verdadera alma interior y a nosotros mismos.

Fuente: torah.org

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Sefora: Séfora es una mujer adulta con corazón de niña, cree fuertemente en que el único sentido del hombre es ético y como tal tiene una misión en la vida. Quiere recuperar una tradición perdida y agradece a Dios todos los días haber nacido como mujer. Le gustaría llegar a ser excelente ama de casa un día. Recuerda que la raíz de su nombre es hebrea (Tzipora) y quiere decir pájaro, símbolo de la libertad; para ella, el bien más preciado. Ve en el judaísmo una fuente de vida muy valiosa y se acerca a rabinos, escritores y personajes judíos para interpretar su mundo. Busca traducir palabras bellas para que más personas puedan encontrase en este mar.