Rab Yaakov Menken – La porción de la Torá de Nitzavim se lee siempre inmediatamente antes de Rosh Hashaná, el Año Nuevo. Parece que nuestros Sabios sabían que leer lo que se le dijo a la Nación de Israel entonces, al final del Deuteronomio, nos pondría en el estado de ánimo adecuado.
Si alguien piensa que volver a D-os y observar Su Torá es demasiado difícil, esa parashá nos dice que no nos preocupemos: “Porque este Mandamiento que te ordeno hoy, no es demasiado díficil para ti, ni demasiado lejano” [30:11].
Si alguien piensa que toda esperanza está perdida, que estamos dispersos por el mundo, en un estado irredimible, de tal manera que nunca podremos volver a reunirnos en nuestra tierra, la Torá dice: “si eres empujado hasta los confines de los Cielos, Hashem tu D-os te recogerá de allí y de allí te llevará. Y HaShem tu D-os te traerá a la tierra que heredaron tus padres, y la heredarás, y Él te hará bien y te aumentará más que a tus padres” [30:4-5].
Si alguien imagina que el castigo y el odio han sido demasiado severos, y que ya no somos amados por D-os, la parashá nos instruye que es todo lo contrario: “Y será, cuando hayan caído sobre ti todas estas palabras, la bendición y la maldición, que he puesto delante de ti… Volverás a Hashem vuestro D-os y escucharás Su voz, como todo lo que os he ordenado hoy, a ti y a tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma” [30:1-2].
Estos son los mensajes que se nos dan al acercarnos a Rosh Hashaná, un tiempo para empezar de nuevo, pues nos ayudan a comprometernos a hacer las cosas mejor de lo que las hicimos en el año que ahora dejamos atrás. Esos versículos, Deut. 30:1-10, se llaman Parshas HaTeshuvah, la lectura del Retorno; el tema que los recorre es que nada nos detendrá, que podemos recuperarnos de cualquier distancia que hayamos puesto entre nosotros y Di-s, si simplemente nos comprometemos a hacerlo mejor. Hay quienes tienen la costumbre de leer diariamente ese pasaje, con sus lecciones cruciales y fortalecedoras.
Durante Rosh Hashaná, no confesamos nuestros pecados y faltas individuales del pasado, como hacemos en Yom Kipur. En su lugar, miramos el camino que tenemos por delante, aceptando que Hashem es nuestro Rey y sabiendo que podemos seguir Sus caminos. Así es como comienza el verdadero retorno, desde un lugar tanto de compromiso como de fortaleza. “Porque esta cosa está sumamente cerca de ti, en tu boca y en tu corazón para hacerla”. [30:14]
Fuente: torah.org
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