Esta noche celebramos en el mundo judío la festividad de Rosh Hashaná, es decir la cabeza del año.
Pasaremos del año 5784 al 5785.
Además de cambiar de año, también este día es el cumpleaños del primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva, quienes caminaron sobre la tierra unos 2.000 años antes de que naciera el primer judío y casi 2.500 años antes del nacimiento del Pueblo Hebreo.
Rosh Hashaná es claramente más que una celebración de un cambio de año. Como señalan los maestros jasídicos, la cabeza de una cosa es su componente principal, el timón que dirige el rumbo.
Rosh Hashaná es una celebración para la humanidad, mucho antes de cualquier creencia o religión.
Los judíos tenemos fama de ser un pueblo excluyente. Nos reservamos nuestro judaísmo, no tenemos interés alguno en convertir a los no judíos al judaísmo. Si alguien muestra interés, tratamos de disuadirlo.
Entonces, ¿por qué la “cabeza” de nuestro año es la única festividad que se relaciona con la humanidad en su conjunto?
El judaísmo tiene un mensaje universal, que es fundamental, de hecho primordial, para nuestra identidad como judíos, y como una obligación para el resto de la humanidad. En palabras de nuestros sabios: “La civilidad (derech eretz) tiene su origen en la Torá”. Y ¿Cuál es el fundamento de la Torá? Dijo el sabio Hillel:
“No hagas al prójimo lo que no te gusta que te hagan a tí es toda la Torá, el resto es simplemente comentario anda a estudiarlo”.
Está en la esencia del primer hombre
El Creador dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…
Creó al hombre a Su imagen.
Lo creó, varón y hembra los creó”
( Génesis 1: 26-27).
En su tercer principio de fe , Maimónides afirma que El Creador no tiene cuerpo y que los conceptos físicos no se aplican a Él. No hay nada que se le parezca en absoluto. ¿Cuál es entonces el significado de las palabras: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”?
Los comentaristas explican que sólo el hombre está dotado, al igual que su Creador, de razón, sentido de moral y libre albedrío. Ninguna otra creación sobre la Tierra tiene esos atributos. Esta es la semejanza con su Creador. La interpretación cabalística de la “imagen” hace referencia al proceso creativo. El ser humano en alma y cuerpo refleja la infraestructura espiritual de los mundos y el orden en cadena de la creación. Y para crear se necesita orden. En el principio todo era caos, pero cuando hubo acomodo de las cosas, es decir orden, entonces inició la creación del universo que conocemos, como se relata en Génesis.
Este será un inicio del año afligido
En nuestras mesas festivas estará la imagen de los secuestrados, los caídos, la víctimas del terror. Y, a pesar de todo, como parte de ese proceso creativo, también en nuestros hogares nos acompañará la bendita facultad de encontrar, de distinguir la luz de la bondad, bajo el deslumbrante sol indolente del desierto.
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