Desde el Holocausto, es la primera vez que Israel en su territorio ha sido invadido por enemigos. El mundo contemporáneo, rara vez se enfrenta a un nivel de crueldad en donde las víctimas son mujeres y niños con el puro propósito de destrozarlos.
A un año de esta catástrofe, el sargento Moshe cuenta su experiencia cuando ese 7 de octubre tuvo la misión de liberar el Kibutz Kfar Aza, en la frontera con Gaza.
El sargento Moshe nació en México y es también israelí y peleó por el pueblo de Israel. Mantiene a discreción su identidad debido a las amenazas en contra de los soldados israelíes en muchas partes del mundo y sobre todo para proteger a su familia fuera de Israel, que pudieran sufrir por el terrorismo.
-¿Por qué decidió participar en la Fuerzas de Defensa de Israel?
Es un sentimiento de responsabilidad, sentí que al final tengo la capacidad, la fuerza física, moral y espiritual. Es mi responsabilidad luchar por el Estado de Israel.
-En casi todos los países del mundo el ejército es una élite es decir el ejército está separado de la sociedad el ejército tiene poca comunicación en una ciudad como México: una cosa son los militares, otra cosa es el resto del pueblo. Sin embargo, aquí en Israel, el ejército está conformado por civiles que un día son conductores de autobús, son panaderos, son médicos, son abogados, arquitectos y de repente cuando se les necesita, se transforman en soldados ¿es así como ocurre?
Bueno sí realmente existe el ejército digamos, que es mandatorio, entre 18 y 21 años, aproximadamente y obviamente están los reservistas que ya tienen profesión. Es cierto: al final de cuentas somos un ejército del pueblo por el pueblo pero más allá de ser una debilidad, es algo que al contrario, es un elemento que nos ayuda a combatir mejor porque, digo, qué mejor para defender el estado que tus propios ciudadanos en el caso específico de hace 1 año, el 7 de octubre.
– Usted no estaba en servicio, usted se encontraba como civil cómo fue la situación, ¿cómo recibió usted el llamado de que tenía que presentarse a defender el espacio de Israel, ¿cómo salir de un día festivo, de una fiesta de Simjat Torá e inmediatamente transformarse en soldado?
Bueno, más que nada estábamos a mitad de fiest,a ese es un factor y bueno todo empezó con una situación a la que ya estamos acostumbrados, no es un evento nuevo es algo que llevamos experimentando y sufriendo más de 10 años, pero al momento de recibir mensajes de amigos y familiares al ver que era más alarmante que situaciones anteriores, respondimos al llamado de nuestros comandantes.
Al llegar a la base, como vimos las cosas, no era fácil. Más que nada, dejas de pensar hay que concentrarse solo en una cosa, la misión y cuidar de uno y de tus compañeros lo más posible.
-Cuando llegan a la zona de desastre ¿qué fue lo primero que se encontraba qué cosa vieron, que les dio la dimensión de lo que estaba ocurriendo?
Bueno al llegar a la base, firmar por nuestras armas, el equipo; fuimos enviados al sur al kibutz Kfar Aza. Lo primero que vimos fue policías, ambulancias. Se había cerrado el área y fuimos los primeros en acudir, eso habla de una situación de emergencia.
Llegamos alrededor de las 5:00 o 6:00 de la tarde, sabíamos completamente a qué nos enfrentábamos, era muy temprano en lo que digamos era el conflicto. Fue hasta que empezamos a ver coches quemados, cuerpos de niños mujeres, hombres, terroristas y bueno, fue cuando realmente entendimos que era grave.
Lo más impactante fue el nivel de violencia no es digamos algo a lo que estamos acostumbrados. En México por ejemplo sabemos de homicidios, no soy ajeno digamos a ese tipo de situaciones. El problema es que el nivel de destrucción, el nivel de malicia con lo que se realizó es algo que no que no había visto, que no había experimentado. Estamos hablando de cuerpos destrozados.
-¿Qué opina de la gente que piensa en varias partes del mundo, que ustedes, soldados de israel, cometieron crímenes de guerra?
Cumplí una misión que era defender a mi pueblo. Los soldados de Israel siempre cuidamos a los civiles en Gaza. Les avisábamos a qué zonas acudir, incluso arriesgándonos nosotros mismos.
No hice nada malo, no me arrepiento de nada.
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