Cristóbal Colón fue un judío sefaradí, alega documental español

El documental Colón ADN. Su verdadero origen, emitido el sábado 12 de octubre por RTVE, sostiene como verdadera la hipótesis del origen judío sefardita español, y no genovés ni italiano, de Cristóbal Colón, y ha situado su nacimiento en el territorio del arco mediterráneo o Baleares que pertenecían a la corona hispana de Aragón, informó la agencia Efe.

El documental llega a estas conclusiones después de diversas pruebas genéticas y científicas realizadas con los datos obtenidos de los huesos de la catedral de Sevilla de Colón y de su hijo Hernando, en una investigación iniciada hace 22 años por el forense y catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente.

La investigación ha rechazado el resto de hipótesis sobre la procedencia de Colón, desde la clásica de su nacimiento en Génova que sostienen la mayoría de los historiadores, y la Real Academia de la Historia de España, a las que le atribuían su origen en Portugal, Galicia, Castilla, Cataluña e incluso Navarra.

Las pruebas de ADN practicadas durante años por el equipo liderado por Lorente en numerosos lugares y sobre posibles ascendientes de Colón han descartado todas las hipótesis existentes salvo una, que es la que ha salido victoriosa de todas ellas: era judío y su origen está en el Mediterráneo occidental.

El trabajo científico ha avalado, por tanto, la investigación defendida por Francesc Albardaner, expresidente del Centre d’Estudios Colombins de Barcelona, que sostenía que el almirante era judío y que la hipótesis genovesa era falsa porque en esa ciudad italiana no había ni comunidad judía ni sinagoga.

Albardaner mantiene que Colón pertenecía a una familia de tejedores de seda de Valencia y que siempre ocultó su procedencia porque era judío, lo que le hubiera causado problemas con la Inquisición tras la expulsión de los judíos en 1492.

Según el defensor de la hipótesis valenciana, “Colón era judío, judío de cultura, judío de religión, judío de nación aquí y sobre todo de corazón, porque este hombre rezuma judaísmo en sus escritos”.

Y recibió la ayuda de otros judíos conversos como el duque de Medinaceli y el escribano y prestamista Luis de Santángel, que se encargaba de las finanzas de Fernando el Católico. Por eso tuvo acceso a la Corte para exponer su proyecto americano, sostiene Alberdaner.

Según el forense José Antonio Lorente, “tanto en el cromosoma ‘Y’ como en el mitocondrial de Hernando (hijo de Colón), hay rasgos compatibles con origen judío”.

Por ello, sostiene que el ADN indica que Cristóbal Colón tuvo un origen mediterráneo en el Mediterráneo occidental y que “si en Génova no había judíos en el siglo XV, las probabilidades de que sea de ahí son mínimas”.

“Tampoco había una gran presencia judía en el resto de la Península Itálica, con lo cual lo dejaríamos muy tenue. No existen hipótesis sólidas ni indicios claros de que Cristóbal Colón pudiera ser francés. ¿Qué nos quedaría?: el arco mediterráneo español, las Islas Baleares y Sicilia”, razona el investigador.

Así que el forense concluye: “Pero Sicilia también sería extraño, porque si no Cristóbal Colón habría escrito con algunos rasgos italianos o del idioma siciliano, con lo cual lo más probable es que su origen esté en el arco mediterráneo español o en las Islas Baleares, que en aquella época pertenecían a la Corona de Aragón”.

Entre otras pruebas esgrimidas por la investigación se encuentra el uso del idioma castellano por parte de Colón en todas las cartas que se conservan y en las que nunca se aprecia ni una sola influencia o palabra italiana. Incluso escribía en castellano en las cartas que remitió a un banco de Génova, lo cual no tiene mucho sentido si hubiera sido italiano.

En la presentación del documental el jueves pasado, una especie de ‘thriller’ histórico, investigadores forenses de la Universidad de Granada, liderados por el catedrático José Antonio Lorente, afirmaron que los huesos de Cristóbal Colón enterrados en la Catedral de Sevilla son del descubridor de América.

Y ha sido la clave para la resolución del misterio del origen del navegante, al menos, según la teoría que avala el documental.

El ADN de Cristóbal Colón es parcial, pero lo consideraron confirmado por el de su hijo Hernando Colón, mientras que las pruebas practicadas a los restos de Diego Colón, hasta ahora considerado el hermano del almirante, han confirmado que no era tal, sino un familiar de quinto o sexto grado.

Los supuestos huesos de Colón durante su análisis en 2003

Las refutaciones a la hipótesis

Tras la publicación del documental, lo sostenido por Lorente ha sido rebatido por investigadores en el campo respecto a Colón y las ciencias especializadas en el ADN.

El genetista Antonio Alonso, que dirigió el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de España, dijo a El País: “Desgraciadamente, desde el ámbito científico no se puede hacer valoración alguna tras el visionado del documental, ya que no se ofrece un mínimo dato de lo analizado. Mi conclusión es que el documental Colón ADN no muestra en ningún momento el ADN de Colón y los científicos no sabemos qué análisis se han hecho”.

El antropólogo forense Miguel Botella, de la Universidad de Granada, fue uno de los expertos que analizó los apenas 150 gramos de huesos en la supuesta tumba de Colón en 2003.

Botella analizó el amasijo de huesos durante seis días con escáneres láser. Solo pudo asegurar que todos los restos pertenecían a la misma persona: un hombre de entre 50 y 70 años, más próximo a los 60, y que había una marca que indicaba que había sido descarnado.

“Supongo que cuando lo trasladaron de Valladolid a Sevilla”, explicó a El País, en referencia a uno de los numerosos periplos de los supuestos restos de Colón, que viajaron desde Valladolid hasta Sevilla tres años después, a la ciudad caribeña de Santo Domingo en 1544, a La Habana (Cuba) en 1795 y de vuelta a Sevilla en 1899.

Tras la exhumación de 2003, no se pudo extraer ADN de los huesos, asegura Botella.

Alonso lamenta la falta de una revisión científica externa.

“No se entiende que se presenten ante la sociedad datos que la comunidad científica no ha avalado todavía, lo que pone en riesgo los propios datos y las hipótesis planteadas”, argumenta.

A Alonso también le sorprende la ausencia de otros investigadores en el filme, pese a que Lorente asegura que fue esencial el trabajo de expertos de Estados Unidos y Australia.

“Aquí hay un protagonismo exagerado de solo un científico. Ni aparece el equipo de Granada ni los laboratorios colaboradores de ADN antiguo de California y Adelaida que parecen de gran relevancia en el éxito de los análisis”, señala.

Alonso es uno de los mayores expertos de España en genética forense. Trabajó en la identificación de las víctimas de los atentados del 11-M, en la investigación de decenas de denuncias de presuntos robos de bebés, en el reconocimiento de los asesinados en la Guerra Civil Española e incluso en los intentos de hallar los restos del escritor Miguel de Cervantes.

Afirma que el documental Colón ADN no le aporta nada como científico. “No sabemos cuáles son las regiones de ADN analizadas, ni la tecnología de análisis utilizada, ni los resultados obtenidos, lo que hace imposible hacer una valoración correcta de sus hallazgos”, lamenta.

Alonso detalló que hay agrupaciones de variantes genéticas (llamadas haplotipos o haplogrupos) que tienden a heredarse juntas y pueden ser características de determinados linajes familiares, pero advierte de que a menudo coinciden con las de otros grupos, por ejemplo en poblaciones históricamente judías o no judías.

“En cualquier caso, tener una genealogía, un haplogrupo o un haplotipo de ascendencia ‘judía’ —¿o sefardí?— no pone en duda el lugar de nacimiento de Colón en Génova que defienden las fuentes históricas y tampoco nos dice nada de las creencias religiosas que profesaban las generaciones de familiares (padres, abuelos…) próximas a Colón”.

Otro de los críticos al documental fue el mexicano Rodrigo Barquera, experto en arqueogenética del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania, un centro especializado en análisis de ADN.

“Normalmente, se envía el artículo a una revista científica. Esta le asigna un editor y al menos tres revisores independientes que califican el trabajo y deciden si es científicamente válido. Si lo es, se publica, y a partir de ahí el resto de la comunidad científica puede decir si está de acuerdo o no. Ponerlo en una pantalla, alejado de este diálogo y con todos los focos mediáticos, obstaculiza que la comunidad científica pueda decir algo al respecto”, dijo a El País.

Antonio Salas del grupo Genética de Poblaciones en Biomedicina en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela dijo al respecto: “El documental prometía centrarse en el análisis de ADN, como sugiere su título Colón ADN. Su verdadero origen.

“Sin embargo, la información genética que ofrece es muy limitada. Solo al final se menciona que lo único que se logró recuperar de los presuntos restos de Cristóbal Colón fue un perfil parcial del cromosoma Y. El problema es que el cromosoma Y representa solo una mínima fracción de nuestro ADN y de nuestra ancestralidad”, detalló.

“El documental se precipita hacia su conclusión con la afirmación de que Cristóbal Colón era un judío sefardí originario del Levante español. Esta hipótesis resulta, como mínimo, sorprendente: no existe un cromosoma Y que pueda definirse de manera exclusiva como judío-sefardí”, argumenta Salas.

“Incluso si se recuperara la totalidad del ADN de un individuo, seguiría siendo imposible llegar a conclusiones definitivas sobre su origen geográfico exacto. El reconocido genetista Mark Jobling lo expresó de manera precisa: La mejor respuesta a la pregunta ‘¿Dónde vivieron mis ancestros?’ sería ‘En todas partes”.


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Lydia Ramis: