Este Simjat Torá es complicado para las comunidades judías a lo largo del mundo, pues se cumple un año de que ocurrió la masacre en festival Nova, misma que desataría una guerra con Hamás. Hay muchas familias que han perdido a seres queridos y aún quedan decenas de secuestrados en Gaza. Frente a dicha situación la festividad llega como un símbolo de pregunta para muchos judíos. ¿Qué debemos de hacer en esta fecha? ¿Podemos realmente celebrar? La respuesta es variada y se da de forma individual.
Hay quienes quieren integrar y darle voz a ambas: a la alegría de la festividad y al dolor de lo ocurrido y quienes se decantan por una sola de las dos vías, por el rechazo a la festividad en medio de la tragedia o la celebración plena y absoluta de la misma. En cualquier caso es una respuesta individual. El siguiente es un compendio de pensamientos y emociones expresados en distintos medios, le dan voz a lo que muchísimas personas sienten al acercarse la festividad.
Negarse a celebrar
La respuesta más natural frente a una tragedia es el enojo, la pregunta de ¿dónde estuvo D-os mientras cientos de inocentes fueron torturados y quemados vivos?, es la más entendible para quien vivió de cerca los sucesos. El realmente enunciarla y preguntarsela a D-os con todo su peso es una forma de homenaje a las muertes, implica un rechazo a la injusticia y la barbarie. Shmuely Boteach cuyos hijos sirven en las FDI se niega a celebrar este año.
Cuestiona a D-os a través del dolor que siente cada mañana al abrir el periódico y temblando busca las noticias de soldados israelíes asesinados o lastimados. “Acaso la Torá no dice ‘No asesines’, ¿por qué D-os no se siente atado a cumplir con sus propios mandamientos?”
Le pregunta por los miles de años que los judíos hemos sido presa de persecuciones y le reclama “la sangre de los niños de Beeri … que personalmente [vio] petrificada sobre las paredes y los pisos de sus casas destruídas”.
“No es blasfemia retar a D-os frente al sufrimiento. Por el contrario es el signo máximo de la fe. Significa que creemos que D-os controla el mundo, el destino del hombre, y que tiene el poder ilimitado de hacer del mundo un lugar mejor.”
Le pide que así como nosotros nos hemos arrepentido de nuestros pecados en Yom Kipur, que ahora Él se arrepienta de los suyos y termine este infierno.
Celebrar la vida
Para muchos celebrar este Simjat Torá es la mejor enseñanza que le podemos dar a aquellos que buscan nuestro aniquilamiento. “Hamás atacó en Simjat Torá con el objetivo expreso de convertir el día más grande de nuestra alegría en un día de tristeza. Por eso lo mejor que podemos hacer este día es volver a bailar y celebrar la vida”
Cuando le preguntaron al rebe de Chabad si era correcto dejar una silla vacía en Pesaj por los seis millones de judíos que habían muerto en el Holocausto, contestó que mejor sería llenar esa silla con un judío vivo. Es decir, buscar unidad en el pueblo de Israel, invitar al seder a alguien que no celebra el seder o que lo hace solo. Lo mejor que podemos hacer es seguir honrando y amando la vida.
“Si lloró por ello ¿regresarán? – no. Si me enojo con D-os ¿regresarán? – no. Entonce no me voy a enfocar en eso, me voy a enfocar en lo que puedo cambiar, en lo que está en mis manos … y puedo escoger la felicidad… Es mi vida y quiero sonreír, quiero ser feliz” (Orit, perdió a cuatro familiares a manos del terror).
“Cada día que estamos aquí es un milagro, cada día que estamos vivos es un milagro, cada festividad es una oportunidad de estar con tu familia y nunca sabes como va a ser la siguiente festividad … el judaísmo celebra la vida” (Naomi Galeano, arriesgo su vida como voluntaria de Hatzalá)
Recordar tanto la vida como la muerte en este día
Lo que la gran mayoría de las comunidades están haciendo es dar un espacio a que ambas realidades sean expresadas en el mismo día. Se harán ceremonias de Yizkor en recuerdo a los fallecidos, hay quienes están cosiendo mantos con los nombres de los fallecidos para cubrir los rollos de Torá con ellos y se harán hacafot (las vueltas tradicionales de Simjat Torá) silenciosas en su recuerdo. De esa forma se le da lugar a la celebración, a la alegría, a la historia que nos une como judíos y continúa, al mismo tiempo que enunciamos a la tragedia y no permanecemos insensibles frente a lo ocurrido.
Jennifer Airley quien perdió a su hijo en Gaza hace un año habla de la importancia de estar en contacto con nuestras emociones. Ella sabe que su hijo estaría celebrando con ella y le gustaría que Simjat Torá fuera un momento de conexión y alegría, pero al mismo tiempo entiende que su corazón puede tomar otro camino y no quiere forzarlo.
“No podemos preparar nuestras emociones. Desde que mataron a Binyamin en Gaza, nuestra familia aprendió a cargar siempre dos corazones: uno roto y otro completo. Siempre. A veces manda el que está dolorido y destrozado, y a menudo nuestro corazón pleno está lleno de esperanza y orgullo.”
Para ella el acercamiento a D-os es más genuino cuando recibimos nuestras emociones, aunque incluso el objetivo sea trascenderlas. Habla de cómo en Rosh Hashaná escuchar su tristeza fue lo que la llevó a poder al día siguiente ver a D-os y “coronarlo” realmente desde todo su ser, si no le hubiera dado espacio a sus emociones ese día no hubiera logrado estar en la festividad realmente.
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