¿Israel quiere invadir Líbano? / Desde las calles de Israel

La crisis económica y social en el Líbano persiste, con una tasa récord de desempleo juvenil que alcanzó casi el 60% el año pasado.

Las autoridades están luchando por implementar reformas que revitalicen la economía nacional, pero la falta de oportunidades está empujando a los jóvenes a emigrar en cuanto tienen la posibilidad.

Los jóvenes de Líbano irán a Europa o Latinoamérica, en busca de familiares que migraron anteriormente. Otros más serán reclutados por Hezbolá, quien hasta hace poco, pagaban mucho.

En mayo de este año la UE informó que destinaría hasta 1.500 millones de Euros a Líbano para apuntalar su economía y controlar la migración.

El Ejército de Israel comenzó en el mes de octubre lo que llama una incursión terrestre “limitada, localizada y específica” en la frontera del sur del Líbano.

Recordemos que desde el 8 de octubre del 2023, al día siguiente del ataque de Hamás, Hezbolá lanzó misiles desde el Líbano al norte de Israel. Al principio en zonas despobladas un poco sólo para tener presencia, pero la amenaza creció al grado de que el gobierno debió evacuar a miles de personas en el norte porque los misiles empezaron a alcanzar casas y zonas habitadas.

El ataque más terrible ocurrió en julio con la muerte de 12 menores drusos (el más pequeño de 10 años y el mayor de 16) a raíz del impacto de un proyectil en un campo de fútbol en Majdal Shams en el Golán. A raíz de ello, el gabinete israelí se reunió para aprobar una respuesta contundente contra Hezbolá y a partir de allí, cientos de soldados de reserva, los más experimentados, han ingresado a suelo libanés para encontrar y neutralizar infraestructura terrorista.

Las FDI han revelado una extensa red de túneles subterráneos en el sur del Líbano, que afirman, fueron construidos por Hezbolá para lanzar una operación a gran escala contra comunidades israelíes en la región de Galilea. Un hecho que revela intensiones que, en algún momento, “Hezbolá podría llevar a cabo otro 7 de octubre”.

El ejército israelí encontró armas, equipo, instalaciones. Las FDI localizaron y destruyeron un almacén de armas en el que se encontraban pozos subterráneos, decenas de misiles, bombas de mortero, chalecos antibalas y otros equipos de combate de los criminales.

En otro ataque se localizó un lanzador con cuatro misiles listos para lanzarse hacia los asentamientos del norte. El lanzador fue destruido.

Pero además, el portavoz de las FDI, contraalmirante Daniel Hagari reveló que el destituido, por no decir eliminado, Secretario General de Hezbolá, Hassan Nasrallah, tenía un búnker en Dahieh, en el sur de Beirut, que está ubicado debajo de un hospital y contiene oro y 500 millones de dólares en efectivo.

El hospital fue evacuado tras las afirmaciones israelíes de que debajo de él se encontraba un búnker con dinero de Hezbolá, informó el director del hospital, Fadi Alameh, quien además dice desconocer la existencia de dicho bunker.

Lo mismo decían los directores de hospitales de Gaza, el lugar sobre la tierra con más hospitales y al final, el personal médico resultó más embarrado que un chocolate bajo el sol.

Las FDI señalaron que no atacarían el lugar, pero proporcionaron detalles al pueblo libanés sobre dónde se encuentran las entradas al búnker, seguramente con la esperanza de que la población civil, que pasa hambre, que no tiene nada que ver con los criminales, pueda acceder a esos recursos económicos que seguramente fueron robados de la ayuda internacional.

Si la población de Líbano y cualquiera del mundo, dejara de solapar, de depender, de idolatrar a los políticos, podríamos construir una sociedad más justa.

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