Bereshit “en principio” así puede traducirse el primer libro que con el que inicia la lectura de la Torá en el mes de Tishrei, primer mes del año desde la creación del hombre.
La Lectura inicia con la creación del mundo en seis días.
En el primero, a partir de las letras del alfabeto hebreo, se crean la luz y la oscuridad.
En el segundo se forman los cielos a partir de las “aguas superiores” y las “aguas inferiores”.
En el tercero establece los límites de la tierra y el mar, surgen los árboles y los pastos de la tierra.
Es en el sexto día cuando se crean Animales terrestres, y luego el ser humano, con su imagen y semejanza.
Al ver que “no es bueno que el hombre esté solo”, Di-s toma el “lado” femenino del hombre, lo transforma en una mujer y une ambas individualidades.
Adam y Javá son puestos en el Gan Eden y se les prohibe comer del “Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal”. La serpiente persuade a Javá de violar el mandato, y ella comparte el fruto prohibido con Adam.
El Creador preguntó a Adam ¿Dónde estás?
Como consecuencia, Di-s decreta que el hombre se volverá mortal, experimentará la muerte, retornando al suelo de donde fue formado; y que toda ganancia vendrá solamente a través de duro esfuerzo y dificultades. El hombre es echado del Jardín.
Javá tiene dos hijos, Caín y Abel. Caín discute con Abel, lo asesina.
El Creador pregunta a Caín ¿Dónde está tu hermano?
Ambos Adam y Caín reciben una pregunta retórica ¿Dónde estás? ¿Dónde está tu hermano?
En ambos casos, los dos rehúyen a su responsabilidad. Adam culpa a la mujer, Caín niega saber de su hermano.
A lo largo de nuestra existencia siempre estaremos seducidos por el poder o enojados por la envidia de no tener los que otros poseen.
Te ofrecerán tener dinero, control, placer poder sobre los demás a costa de lo que sea. Te seducirá la idea estar por encima de los demás, de controlarlo todo ¿Por qué no habrías de acceder al poder si lo mereces todo?
También te verás perturbado por la suerte de otros, por el prestigio, dinero, gracia, belleza que otros tienen y tú, no. Tú, tan divertido, talentoso, listo, bello ¿por qué no puedes tenerlo todo?
Ambas posturas, la de Caín y la de Adam, tuvieron en este capítulo un muy mal resultado.
El hombre es capaz de sobreponerse a sus pasiones, ya que está creado a imagen y semejanza de su Creador y puede acceder a la perfección. Pero… sólo si quiere
¿Quién es valiente? El que controla su instinto, como está escrito: ‘Es mejor el que no se apresura a enojarse y quien domina su espíritu, más que el que conquista una ciudad.
La decisión está en ti. No eres una hoja al viento, eres polvo de estrella, materia sustancia, átomo de la creación
¿A quién escucharás? ¿A la voz del deseo a la voz que te ofrece poder de manera fácil, rápida sin responsabilidad?
¿O escucharás al soplo Divino que vive en ti?
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