En México cuando se usa la expresión “Vamos a echar un taco” se refiere a que se hará una pausa en el ajetreo cotidiano para degustar un alimento genérico que puede ser una sopa, un sándwich o quizá un taco. El punto es degustar algo nutritivo y que mate el hambre.
Pero en Israel echarse un taco hace referencia, aunque usted no lo crea, a la capital Jerusalén y específicamente al local del Méxicano, nacido en Oaxaca Luis Cruz que obviamente lleva el nombre de Tacos Luis.
Se llega en el tren ligero de la calle Jaffo, a un costado de la municipalidad de Jerusalén y muy cerca de la milenaria Ciudad Vieja. Con sus mesas en el exterior y en la esquina de la estrecha calle de Uzi Jasson.
Gittie y Luis son los propietarios, son matrimonio y son los profesionales de la cocina que han puesto en alto la gastronomía de México.
No hay que dejarse engañar, en el menú pueden verse tacos de barbacoa, pollo asado, al pastor, de carnitas, pero no hay un sólo ingrediente de cerdo. El local es kosher por lo que todas las variedades de tacos cumplen estrictamente con la legislación rabínica basada en la Torá.
Además, por pura casualidad, si bien lamentablemente Jerusalén no tiene restaurantes exclusivos sin gluten, Tacos Luis encabeza la lista de los lugares más apreciados por celíacos, lo que ha hecho que gente que ni siquiera pueda ubicar a México en el mapa, de repente se ha hecho fanática de su cocina.
En el breve momento que estuve en el espacio topográfico del local de Luis, escuché hasta 5 idiomas: hebreo, español, inglés, portugués y algo que sonaba a ruso o ucraniano.
El lugar colmado de clientes, contrasta con la situación de otros negocios que, hay que decirlo, han cerrado a causa de la falta de turismo a causa de la guerra.
Merecido éxito el de la familia Cruz que decidieron quedarse en la Tierra Santa que les devuelve el cariño.
Todos degustando tacos bien servidos, 16 USD por orden de 3 tacos en promedio con su agua tradicional de jamaica, limón o tamarindo.
Algun personaje de la política mexicana dijo que los tacos de carnitas celebran la conquista europea de México.
Lo cierto es que sin la fusión ibérica y mexicana, los comensales del mundo hubiéramos perdido un manjar y Luis no hubiera logrado la conquista gastronómica de Jerusalén.
Luis, sin populismo ni filiaciones políticas, ha logrado poner en alto el nombre de México en la capital religiosa del mundo.
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