Las hermanas menores de dos observadoras fronterizas asesinadas el 7 de octubre se alistan en las FDI el mismo día

Nadie podría haber culpado a Yael y Yuval si hubieran decidido no alistarse, ciertamente no sus padres, quienes luchan por aceptar la decisión de sus hijas menores.

Debería haber sido un día alegre, lleno de orgullo, ya que dos jóvenes que se hicieron amigas durante el año pasado se unieron al ejército el mismo día recientemente para comenzar un curso de instructoras de infantería.

Yuval y Yael, con sus rostros llenos de expectación, se miraron mientras se despedían de sus familias con un abrazo, pero había una sensación de nostalgia en la escena porque cada una extrañaba a su hermana mayor.

Las reclutas de rostro fresco eran Yuval Marciano, la hermana de Noa Marciano z’’l, quien, entre las observadoras fronterizas, fue secuestrada de su base en Nahal Oz y cuyo cuerpo fue encontrado más tarde en Gaza, y Yael Eshel, la hermana de Roni Eshel z’’l, asesinada en Nahal Oz y cuyo cuerpo fue identificado recién después de cinco semanas.

Un reportaje de noticias de Keshet 12 emitido el sábado por la noche destacó la difícil decisión de Yuval y Yael de unirse al ejército a pesar de las horribles muertes de sus queridas hermanas mayores. Quince de estas observadoras fronterizas desarmadas de Nahal Oz fueron asesinadas ese día en su base después de que el puñado de soldados armados que quedaron para defenderlas fueran asesinados y dominados. Siete de las observadoras fronterizas fueron secuestradas y llevadas a Gaza, donde Noa Marciano fue asesinada y una, Ori Megidish, fue rescatada. Cinco de ellas –Liri Albag, Karina Ariev, Agam Berger, Daniella Gilboa y Naama Levy– siguen siendo rehenes de Hamás en Gaza.

La comisión de investigación oficial que se cree sobre el ataque del 7 de octubre deberá atender sobre todo la cuestión de la falta de defensa de las observadoras fronterizas en Nahal Oz. Imágenes tomadas por Hamás y publicadas en medios israelíes el pasado mayo mostraban que los terroristas actuaban suficientemente relajados y sin prisas como para rezar sobre los cuerpos ensangrentados de las observadoras fronterizas muertas y vivas. La ayuda de las FDI tardó horas en llegar, pero fue demasiado tarde.

Fueron precisamente estas observadoras fronterizas las que emitieron angustiadas advertencias sobre ejercicios sospechosos de Hamás a lo largo de la frontera de Gaza, advertencias que fueron ignoradas por sus superiores, y que de haber sido atendidas, podrían haber evitado cientos de muertes, incluida la suya propia.

Los padres luchan por aceptar la decisión de sus hijas

Nadie podría haber culpado a Yael y Yuval si hubieran decidido no alistarse, ciertamente no sus padres, quienes luchan por aceptar la decisión de sus hijas menores. El padre de Yuval, Avi Marciano, dijo en el informe: “No es fácil. Hemos tenido una experiencia amarga con el ejército. Por un lado, queremos dejar que se realice; por otro lado, tenemos miedo por ella”. Adi Marciano, la madre de Yuval, admitió: “Lavar un uniforme de nuevo será lo más difícil para mí”.

La madre de Yael, Sharon Eshel, dijo que “no estaba emocionada por ver a Yael incorporarse al ejército”. “Estoy triste. He estado tratando de convencerla todo el año para que no se aliste. Incluso ayer, le dije: ‘No es demasiado tarde para cambiar de opinión, no te alistes’”.

Eyal Eshel, Roni y el padre de Yael dijeron: “No le dije que no se alistara. Creo que esta es su vida. Creo que es un viaje por el que todos tenemos que pasar, incluso a través de todo nuestro dolor y duelo, pero esta vez es sin confianza… Y lo digo con gran tristeza, de verdad”.

Yael y Yuval se hicieron amigas cuando sus madres compartieron el dolor tras el ataque del 7 de octubre, y su vínculo se intensificó al unirse a una delegación de Amigos de las Fuerzas de Defensa de Israel que viajó a Estados Unidos para contar las historias de sus seres queridos.

No es de extrañar que se volvieran cercanas. “Tenemos la misma mentalidad. Hemos pasado por casi exactamente la misma historia, así que nos entendemos”, dijo Yael.

A pesar de todo lo que han soportado, ninguna de las dos consideró seriamente renunciar a su servicio militar. “Creo que todo el mundo debería dar de sí de alguna manera, sin importar por lo que haya pasado”, dijo Yuval.

Poco antes del día de su alistamiento Yael y Yuval fueron juntas a la Plaza de los Rehenes en Tel Aviv, una plaza delante del Museo de Arte de Tel Aviv, convertido en centro para las vigilias de las familias de los rehenes y centro de exposiciones que conmemoran a los rehenes y a los asesinados. Ese día, una exposición conmemoraba a las observadoras fronterizas, con sus escritorios y computadoras recreados pero pintados de amarillo. Se reprodujo el audio de sus últimas comunicaciones desesperadas con el cuartel general, incluida una de Roni, en la que, con voz engañosamente tranquila, informaba sobre las docenas de terroristas armados que tomaban control de la base, según The Jerusalem Post.

“He escuchado esta grabación muchas veces, es una locura. Es duro”, dijo Yael, y la tristeza en sus ojos hizo algo más claro el trauma de su familia. Fue fácil entender a Yuval cuando dijo que creía que les haría bien a las dos estar fuera de casa y no tener que ver a sus madres llorando todo el día.

Decidieron llevarse consigo solo un objeto que les quedaba de sus hermanas: Roni y Noa dejaron un reloj cada una. Yuval dijo: “La siento en mi corazón, en mi alma, no es solo este reloj, la siento incluso sin el reloj”. Ambas creen que sus hermanas mayores estarían orgullosas de ellas, y que los relojes les ayudarán a recordar mantenerse en contacto con sus preocupados padres en las próximas semanas y meses.