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domingo 05 de enero de 2025
Iosef y sus hermanos. Con Rcardo Silva

¿Una persona puede enmendar su personalidad con el tiempo? / Desde las calles de Israel

Iosef  en la Parashá Vaigash, Génesis 44:18-47:27

¿Qué puede entenderse como “Y se acercó”?

Yehudá se acerca a Iosef  (José) para pedir por la liberación de Biniamín, ofreciéndose a así mismo como esclavo al líder egipcio en lugar de su hermano. Luego de presenciar la lealtad de sus hermanos unos a los otros, Iosef les revela su identidad diciendo “Yo soy Iosef. ¿Mi padre aún está vivo?

Los hermanos son invadidos por la vergüenza y el remordimiento, pero Iosef los reconforta. “No fueron ustedes los que me enviaron aquí,” les dice, “sino Di-s. Todo fue ordenado desde el cielo para salvarnos, y a toda la región, de la hambruna.”

 

Uno puede preguntarse:

¿Para qué tanto drama y angustia? Parecería castigo y desquite por parte de Iosef contra sus hermanos que lo quisieron muerto. Además, era el segundo del Faraón, bien pudo ponerles una lección e ir a consolar a su angustiado padre Jacob.

Pero Iosef quería saber quiénes eran sus hermanos después de tanto tiempo. (42:9-24) .

Ellos cometieron una gran falta.

1- ¿Lo lamentaban?
2 – Demostraron ser celosos e intolerantes. ¿Lo eran todavía?
3 – Sus hermanos lo odiaban.
4 – Sus hermanos sólo pensaban en sí mismos.

¿Es posible he hubieran cambiado? ¿Una persona puede enmendar su personalidad con el tiempo?

Iosef hubiera parecido magnánimo al perdonarlos sin conocerlos; los perdonados, hubieran quedado humillados. Iosef les da la oportunidad de demostrar que son mejores personas, que han aprendido, que han crecido, que son una mejor versión de ellos mismos.

Yehudá se acercó, es decir tomo una posición madura, comprometida, dijo: “Perdona a Binyamin”. Envíalo de regreso con su padre. Seré esclavo en su lugar”, es decir, no permitiría que se repitiera la historia.

Iosef dijo a sus hermanos: “No fueron ustedes quienes me enviaron a Egipto”. Fue el Creador”. (Breishis 45:8). Esto no era algo para aliviarles la culpa, sino una creencia genuina de que los humanos  tenemos poco control sobre el destino. Que las experiencias por dolorosas que sean, no son en vano, después de todo.

Cuando la persona ha reconocido su grieta de carácter, se dice que ha alcanzado la teshuvá, el retorno a quien debería ser antes de la falta, de modo que la persona pueda decir: “Ya no soy ese quien cometió el delito”.

Una forma de demostrar que uno se ha convertido en alguien diferente, dice Rambam, Maimónides  (ibid 2:1),  que si la persona se encuentra en circunstancias similares a la situación que lo llevó a la falla, pero esta vez actúa de manera distinta y no repite la falta, es un indicativo de que uno realmente ha cambiado y es una persona mejor.

Muchos somos adictos a cosas o circunstancias, el cigarro, el alcohol, la violencia, las pasiones, a la ira, a la depresión. En lugar de reconocer el problema lo negamos, decimos cosas como “yo dejaré de beber cuando yo quiera”, pero lo cierto es que la baja autoestima no nos permite reconocer y afrontar el problema.

Aceptar que algo está mal en nosotros es el inicio de la cura “del retorno a nosotros mismos”. Es nuestra decisión aceptar la dificultad, ver de frente a la bestia que reside en ti, convencerte que eres más grande, más fuerte, más valiente que esa oscuridad que quiere arrastrarte al fondo y cuando llegue el momento, podrás demostrar que te has superado, que todo el dolor quedó atrás, que has regresado a ti.


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