¿Podrán recuperar sus $10,692 millones de dólares los judíos de Siria tras la caída de Assad?

Menos visibles que los judíos europeos, los expulsados de los países árabes tienen una gran historia que contar. Una historia de exilio, de persecución, de encarcelamiento, de tortura y también de muerte. Una historia de propiedades perdidas, de humillación y de maltrato sistemático, orquestado desde el poder y ejecutado por sociedades enteras.

Para eso, para educar al mundo sobre la compleja historia de dichas comunidades, se creó la JJAC (Justicia para los Judíos de los Países Árabes, por sus siglas en inglés), que acaba de liberar un reporte detallado sobre la comunidad judía de Siria, su cultura, su interacción con los árabes de aquel país y su expulsión, pero también sobre los $10,692 millones de dólares que, según calcula, le fueron sustraídos, solo en ese país.

“Cada país tiene su propia forma de haber expulsado a los judíos o perseguido a los judíos” o hacerlos prisioneros. Y cada país lo hizo en un tiempo distinto, “pero todos con la misma meta: hacer que sus ciudadanos judíos sufran y hacer que sus posesiones se queden en el país, que el país se enriquezca por esas posesiones”, dice el rabino Elie Abadie, cabeza de la organización, en entrevista exclusiva.

“Ya tenemos todos los reportes. Hemos publicado el reporte de Siria porque pensamos que es una situación propicia para poder publicar el reporte y así los nuevos dirigentes de Siria que estén al tanto de lo que estamos pensando”, adelanta Abadie. También nos habla extensamente sobre las motivaciones y los alcances de esta serie de reportes, que seguramente dará de qué hablar.

El proyecto ha tomado siete años de investigación y en él han participado empresas especializadas en contabilidad y actuaría, “aparte de mucha investigación en museos, en archivos locales de cada país, que mandamos gente que vaya a los archivos ahí, y también archivos internacionales y archivos en Israel”.

Como parte de la investigación, la JJAC entrevistó a miembros de familias prominentes de los países árabes de los que fueron expulsados, además de representantes y líderes comunitarios.

“Hay organizaciones de cada país, que las tienen o en Francia o en Italia o en Israel o en Estados Unidos, que entrevistamos y varias de ellas tienen archivos que investigamos”.

Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Yemen, Irak, Siria, Líbano e Irán. Esos son los países de los que un millón de judíos tuvieron que exiliarse tras la creación del Estado de Israel.

Opacada por la del Holocausto, la historia de esos judíos es mayormente desconocida, incluso para sus propios descendientes. Por eso la JJAC intenta arrojar luz sobre ella.

“La razón de la existencia de nuestra organización, primero que nada, es educar. Educar, primero, a nuestros mismos compatriotas, que muchos de sus descendientes, o no saben la historia, o no la quieren saber, porque sus abuelos y abuelas no les han dicho esa historia por cualquier razón, porque no quieren recordar los dolores que pasaron”.

La segunda razón es “educar al resto del pueblo judío. Siempre se habla, en la historia contemporánea del pueblo judío, del Holocausto, de la tragedia de los judíos ashkenazim de Europa, que sufrieron. Muy, muy poco se habla de la tragedia que los judíos sefaraditas y de países árabes también han sufrido. No estoy comparando esas tragedias porque son incomparables pero también es parte de la historia del pueblo judío. Se tiene que hablar de esa tragedia de más de un millón de personas“.

Predeciblemente, la tercera razón de existir de JJAC es “educar a todo el mundo. Siempre se habla de que hubo refugiados en el establecimiento del Estado de Israel, refugiados que sufren, refugiados que ya llevan más de setenta y seis años con el título de refugiados, y que hay toda una organización de las Naciones Unidas dedicada especialmente a esos refugiados, donde no hay en todo el mundo una organización dedicada a cualquier otro refugiado de cualquier otro país. Estamos hablando, claro, de los árabes palestinos”.

Sin embargo, de los refugiados judíos que fueron expulsados de los países en los que se habían establecido desde hacía siglos, no se habla. “Nosotros queremos poner en la plataforma mundial que hay otros refugiados que también han sufrido todos esos años por el establecimiento del Estado de Israel, no a causa del establecimiento pero a causa de los líderes árabes de esos países que discriminaron en contra de los ciudadanos judíos”.

La venganza del mundo árabe

La expulsión coordinada de los judíos de aquellos países árabes no fue espontánea sino producto de “una decisión oficial de la Liga Árabe, que se puede investigar y se puede ver, tenemos esa declaración de que los países árabes van a expulsar o perseguir o poner en prisión a sus ciudadanos judíos, y quitarles todas sus propiedades, como una venganza de lo que culpan a Israel que hizo con los árabes palestinos”.

 

Abadie habla de los 30 mil millones de dólares que los palestinos árabes reclaman como indemnización a Israel, pues alegan que esa es la cifra, al día de hoy, que perdieron cuando fueron expulsados, y dice que los judíos perdieron diez veces más. Espera que si algún día la comunidad internacional consigue que los palestinos sean indemnizados, también lo sean los judíos que tuvieron que dejar los países árabes.

Esa es la cuarta razón de existir de JJAC, cuyo reporte es el resultado de siete años de trabajo, en muchos casos clandestino aunque, según dice, muy profesional. Y si hoy la organización decide lanzar su reporte de Siria es, claro, porque la caída del régimen de al-Assad abre toda una serie de posibilidades.

Abadie recuerda que, en mayo de 2011, un grupo de judíos sirios de todo el mundo, encabezado por él mismo, iba a visitar Siria. Contaba con la venia de Bashar al-Assad, quien le había asegurado al rabino que pondría a sus pies una “alfombra roja”, que les brindaría protección y les dejaría visitar su antiguo terruño. Sin embargo, poco antes estalló la cruenta guerra civil y esa visita tuvo que ser cancelada.

Ahora que la guerra civil ha concluido con la demolición del régimen de al-Assad, y considerando que Israel y los rebeldes parecen estar dispuestos a coexistir pacíficamente, es posible que el tema de la presencia judía en Siria y otros países de la región, en su mayoría árabes, pueda volver a ponerse sobre la mesa, con asuntos como la reparación histórica y material de una expulsión a todas luces violatoria de los derechos humanos.

La organización que preside Abadie ha tomado como modelo para la restitución de bienes a las familias judías lo que ha ocurrido en Europa con los sobrevivientes del Holocausto y sus descendientes, aunque admite que “no creo que eso va a pasar acá. Tal vez deba de pasar. Cada país tiene que tomar la responsabilidad y la honestidad de hacerlo. Pero no creo que eso pase. Si eso pasa, me imagino que ya estaremos en la era mesiánica”, bromea.

Lo que sí cree posible es que se le dé seguimiento al llamado “Clinton Fund”, un fondo de dinero nutrido con recursos tanto de los países árabes como de muchos otros, que pueda repartirse proporcionalmente o en partes iguales entre los expulsados y sus descendientes. La idea del expresidente Bill Clinton quedó estancada en el país de las buenas intenciones pero, ahora que existe el reporte de la JJAC, Abadie piensa que es más posible llevarla a cabo.

Un nuevo enemigo para Israel

Abadie habló también sobre la situación geopolítica que enfrenta Medio Oriente a partir de la caída de Assad. Se mostró cauteloso respecto al futuro de Siria y dijo que habrá que esperar seis meses o un año para ver si, efectivamente, los líderes rebeldes cumplen su palabra de convertir al país en una democracia auténtica.

También aseguró que Israel se mantiene en contacto con las diversas facciones rebeldes para garantizar que la paz entre ambos países resulte duradera.

Pero, al mismo tiempo, el rabino se mostró preocupado por la irrupción de un nuevo actor en el panorama geopolítico de la región: Turquía.

Para Abadie, ese país tiene el potencial de convertirse en el nuevo gran enemigo de Israel, ahora que Irán se encuentra tan mermado. “Erdogan se ha declarado un enemigo de Israel desde hace ya más de 10 años. Él es un islamista. Es parte de la Hermandad Musulmana y su intención, su sueño y su visión es retornar el califato otomano en el Medio Oriente”.

Conquistar Kurdistán, Siria y eventualmente Israel sería la ruta que Erdogan planea seguir para cumplir con ese sueño, asegura Abadie, quien llama a la Unión Europea, a Estados Unidos y al propio Israel a estar muy pendientes de los movimientos de Turquía, un peligro “más grande todavía que Irán” para el Estado Judío y para la estabilidad de la región entera.

“Parte de nuestros reportes (el de Siria, que ya salió, y los otros, que van a salir durante este año) enfatiza la cultura de las comunidades judías en cada país. Nuestro reporte no solamente es cosa de números, de cuánto nos deben y cuánto dejamos sino también qué tanta cultura hemos dejado ahí, qué tanta cultura hemos desarrollado ahí y qué tanta cultura salió de ahí”.

La presencia judía en Siria y otros países árabes, recuerda Abadie, se remonta a tres mil años atrás. “Antes de que el islam haya nacido, que los árabes hayan nacido, que cualquier otro país del Medio Oriente haya nacido, ya había una cultura judía en muchos de esos países”.

Recuperar esa memoria histórica y ese reconocimiento es parte de la misión de JJAC, y aunque Abadie no se siente optimista respecto a que la presencia judía pueda restablecerse en esos países, tampoco niega la posibilidad: “¿Quién hubiera pensado que habría una comunidad judía en Abu Dabi?”.

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