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domingo 23 de marzo de 2025
ndo no hay más remedio que ser héroe / Desde las calles de Israel, sobre el hijo de Yojeved

Cuando no hay más remedio que ser héroe / Desde las calles de Israel

Iniciamos un nuevo libro. Shemot que se puede traducir como nombres. Los hijos de Israel se multiplican en Egipto. Temiendo por la creciente cantidad de Israelitas, el Faraón los esclaviza y ordena a las parteras hebreas Shifra y Pua, matar a todos los hijos varones que nazcan. Cuando ellas no cumplen, manda a su propia gente a arrojar a los bebes hebreos al Nilo.

Iojeved, la hija de Levi, y su marido Amram tienen un hijo. El niño es colocado en un canasto en el río, mientras su hermana, Miriam, observa desde lejos.

La hija del Faraón descubre al niño, lo cría como hijo propio y lo llama Moshe.

En esta porción vemos 3 tipos de liderazgo, según el Rabino Jonathan Sacks.

El liderazgo del Faraón que se siente incapaz de encabezar a su pueblo, busca el apoyo, la solidaridad y la empatía haciéndose de un enemigo común, es la estrategia del perro apaleado.

Todos son culpables: los líderes anteriores, los pueblos vecinos, la mala racha… los hebreos. Este líder enfocará el descontento popular hacia un enemigo a modo, como distractor de los problemas reales del pueblo.

El otro líder es Moshe, quien se niega a ser dirigente, no quiere compromiso. Es el hombre hogareño que se conforma con un trabajo honesto, su casa y una dulce esposa. Para Platón, este es el buen líder, que no ha de pedir serlo, ni rogar a los demás que se sometan a su liderazgo

El tercer liderazgo es el que se ejerce por espontaneidad, porque las circunstancias así lo exigen, porque es ahora o nunca, porque puedo quiero, y en esta lectura, son mujeres las que dan la lección de esta cualidad casi heroica.

Primero Iojeved, la mujer de Amram, y madre de las tres personas que luego se convertirían en grandes líderes de los israelitas: Miriam, Aarón y el propio Moshé. Fue Iojeved la que, en el apogeo de la persecución egipcia, tuvo el coraje de tener un hijo, esconderlo y salvarlo.

La segunda fue Miriam, la hija de Iojeved y hermana mayor de Moshé. Fue ella la que cuidó al niño mientras flotaba dentro de la pequeña arca río abajo, y fue ella la que se acercó a la hija del Faraón para sugerirle que fuera criado junto a su pueblo.

En cuarto lugar las dos parteras, Shifrá y Puá, quienes frustraron el primer intento genocida del Faraón. Dice el texto, “temieron a Dios, no hicieron lo que les ordenó el Rey de Egipto, y permitieron vivir a los niños.

La quinta mujer es Tzipora, la esposa de Moshé. Aun siendo la hija de un sacerdote midianita, estuvo decidida a acompañar a Moshé en su misión a Egipto, pese a que no tenía razón alguna para arriesgar su vida en semejante odisea.

Y en sexto lugar, la hija del Faraón. Fue ella la que tuvo el coraje de rescatar al niño israelita y criarlo como hijo propio en el mismo palacio en el que su padre ordenaba la destrucción del pueblo hebreo.

¿Quién era la mujer que le dio a Moshe su nombre? Es hasta el primer libro de Crónicas que la conocemos, (4:18) se hace referencia a una de las hijas del Faraón, llamada Bitya, que es la mujer a la que identifican los Sabios como la salvadora de Moshé. El nombre Bitya (a veces llamada Batia) significa “la hija de Dios”.

“Moshé no era tu hijo, pero tú lo llamaste tu hijo. Tú no eres Mi hija, pero Yo te llamaré Mi hija.”

La mayor parte del tiempo somos una hoja al viento, sin control del destino, pero si ponemos suficiente atención llegará el momento de mostrar lo mejor de nosotros mismos.


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