Ya es amplia y compartida convicción que el binomio Trump-Musk pretende remodelar el escenario internacional, en particular Europa Oriental y el Medio Oriente.
El futuro de Gaza, la suerte del presidente Zelensky abrumado desde hace tres años por la agresión rusa, el millonario conjunto de migrantes ilegales en Estados Unidos, la intención de convertir a Canadá en un miembro más de la Unión Norteamericana, el rearme nuclear en Europa Occidental: temas y eventos que indican la presencia de un peligroso recurso que determinará el devenir de la humana vida en este y en otros planetas.
Quien transita en las páginas del Nexus compuestas por el israelí Yuval Harari, conoce las inquietantes modalidades de control interno e
internacional que las tecnologías hoy permiten.
También puede interesarte
La Ucrania de Zelensky, el inesperado despertar de Trudeau en Canadá, la anunciada expulsión de indocumentados en Estados Unidos, la prospectiva conversión de Gaza en alegre casino: escenarios donde el binomio Trump-Musk actúa con rapidez y eficaz puntería con la ayuda de estos medios.
No sorprende que el gobierno de Netanyahu hoy festeja y apoya estas intenciones de la Casa Blanca, incluyendo la presidencial decisión de quitar 400 millones de dólares al presupuesto de una universidad por su crítica actitud respecto a Israel.
Errónea actitud.
Una obligada y masiva migración en Gaza acentuará sentimientos antijudíos y anti-israelíes en amplios rincones del mundo. Y por añadidura, pondrá en tensión la frágil estabilidad de los nexos en el Medio Oriente.
El gobierno de Netanyahu debe revelar consciencia y responsabilidad históricas y abstenerse de imponer a pueblos vecinos la repetida y sufrida dispersión de la que los judíos fueron objeto.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudío
